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"Escribo porque eso me da alas. Puedo volar hacia mis nostalgias, hacia mi interior, abanicar al otro, recorrer el mundo y mirar a GAIA. Escribo porque eso me da otras vidas, con la mía no me alcanza."Ana Amría Manceda

viernes, 11 de mayo de 2018

RESPUESTA DEL POETA JOAN MARGARIT ANTE UNA ENTREVISTA PERIODÍSTICA EL DÍA ANTERIOR A CUMPLIR 80 AÑOS, NO SE LO PIERDAN

RESPUESTA DEL POETA JOAN MARGARIT ANTE UNA ENTREVISTA PERIODÍSTICA EL DÍA ANTERIOR A CUMPLIR 80 AÑOS, NO SE LO PIERDAN. (Joan Margarit Consarnau es un poeta, arquitecto y catedrático español jubilado de la Universidad Politécnica de Cataluña en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona.
Fecha de nacimiento: 11 de mayo de 1938 (edad 80 años), Sanahuja, España)
Últimamente se habla sobre el envejecimiento de la sociedad y la repercusión que esto tendrá a todos los niveles, desde la economía a la política. ¿Qué puede tener de positivo y negativo ser una sociedad más longeva?
R.- Creo que el mayor problema que tenemos hoy en día y tendremos en los próximos años no es de longevidad, sino de cultura. Hasta donde sabemos hay dos extremos de sociedad, dictadura y democracia. Los regímenes políticos tienen unas exigencias durísimas para ser constituidos. Si quieres una dictadura, necesitas un ejército y una policía de cojones al servicio de un núcleo muy cerrado de poder. Sin esto no hay dictadura. Ahora bien, si nos vamos a la democracia, la pregunta es: ¿se puede armar una democracia con población inculta y analfabeta funcional? Esa es la pregunta que debemos plantearnos ahora. Tenemos una clase política muy ligada al gran poder económico, y que no parece que apueste en absoluto por la cultura.
El que tiene mi edad y sufre por la sociedad o es un mentiroso o no ha entendido de qué va el tema"
Éste, insiste Maragrit, es un debate que no se escucha, ahogado por temas como los salarios. "Pero si dentro de unos años ya no habrá trabajo para todos y el salario tendrá que resolverse como en Un mundo feliz de Huxley", especula. Para el poeta, quizá ya estemos ahí, "en un punto de incapacidad de la gente para escoger de qué forma quiere vivir, y lo que deberíamos es plantearnos volver durante unos años al despotismo ilustrado para levantar un poco las escuelas". Pero a pesar de su desencanto con una política ineficaz y despreocupada el poeta asegura no sufrir ya con estos temas. "Ya no sufro, que es el gran regalo de la edad. El que tiene mis años y sufre o es un mentiroso o no ha entendido de qué va el tema", ironiza.
P.- Asegura que la vejez da la libertad de que no existe un después, una edad posterior que juzgue. Desde esta premisa, ¿cómo es su relación con el presente?
R.- Es la única edad que sabe que no será juzgada. Mi relación con el presente es como debe ser. Cuanto menos futuro hay, más poder tiene el presente. De joven, cuando tienes todo el futuro del mundo el presente no vale de nada, te pasas el día proyectando lo que harás. Eso no existe para mí. Si me apuran mucho, hago planes para esta noche. Pero pensar por ejemplo en el verano que viene, al revés, me pone muy nervioso. No quiero perder tiempo hablando de un momento en el que a lo mejor ni existo. Todo esto es muy tranquilizador.

jueves, 10 de mayo de 2018

5 poemas de Marina Tsvetáieva

5 poemas de Marina Tsvetáieva

5 poemas de Marina Tsvetáieva
Tuvo una vida intensa, marcada por historia de Rusia, que influyó de forma notable en sus versos. A continuación puedes leer 5 poemas de Marina Tsvetáieva.
A Ajmatova
¡Oh musa del llanto, la más bella de las musas!
Oh loca criatura del infierno y de la noche blanca.
Tú envías sobre Rusia tus sombrías tormentas
Y tu puro lamento nos traspasa como flecha.
Nos empujamos y un sordo ah
De mil bocas te jura fidelidad, Anna
Ajmátova. Tu nombre, hondo suspiro,
Cae en es hondo abismo que carece de nombre.
Pisar la tierra misma que tú pisas, bajo tu mismo cielo;
Llevamos una corona.
Y aquél a que a muerte hieres a tu paso
Yace inmortal en su lecho de muerte.
Sobre esta ciudad que canta brillan cúpulas,
Y el vagabundo ciego canta loas al Señor…
Y yo, yo te ofrezco mi ciudad con sus campanas,
Ajmátova, y con ella te doy mi corazón.
Poema del fin
Como la piedra afila el cuchillo,
Como se desliza el serrín al barrer,
Así, aterciopelada, la piel
Húmeda súbitamente en los dedos.
Oh dobles -coraje, sequedad-
De los hombres, ¿dónde estáis,
Si en mis palmas hallo lágrimas
Y no lluvia?
El agua es de la fortuna,
¿Qué más podría desear?
Si tus ojos son diamantes
Que se vierten en mis palmas,
Ya no pierdo
Nada. Fin del fin.
Caricias, caricias
-Acaricio tus mejillas.
Somos así, orgullosas
Y polacas -Marina-,
Cuando en mis manos llueven
Ojos de águila:
¿Lloras? Mi amor,
Mi todo: perdóname.
Trozos de sal
Caen en mis palmas.
Llanto de hombre, veta
Que en la cabeza retiembla.
Llora. Otra te devolverá
La vergüenza que te hice dejar.
Somos dos peces
Del mis-mí-si-mo mar.
Dos conchas muertas
Labio contra labio.
Todo lágrimas.
Sabor
A armuelle.
-¿Y mañana
Cuando
Despierte?
Traducción de Monika Zgustová
A ti, dentro de un siglo
A ti, que nacerás dentro de un siglo,
cuando de respirar yo haya dejado,
de las entrañas mismas de un condenado a muerte,
con mi mano te escribo.
¡Amigo, no me busques! ¡Los tiempos han cambiado
y ya no me recuerdan ni los viejos!
¡No alcanzo con la boca las aguas del Leteo!
Extiendo las dos manos.
Tus ojos: dos hogueras,
ardiendo en mi sepulcro -el infierno-
y mirando a la de las manos inmóviles,
la que murió hace un siglo.
En mis manos -un puñado de polvo-
mis versos. Adivino que en el viento
buscarás mi casa natal.
O mi casa mortuoria.
Orgullo: cómo miras a las mujeres,
las vivas, las felices; yo capto las palabras:
“¡Impostoras! ¡Ya todas están muertas!
Sólo ella está viva.
Igual que un voluntario le ha servido.
Conozco sus anillos y todos sus secretos.
¡Ladronas de los muertos!
¡De ella son los anillos!”
¡Mis anillos! Me pesa,
hoy me arrepiento
de haberlos regalado sin medida.
¡Y no supe esperarte!
También me da tristeza que esta tarde
tras el sol haya ido tanto tiempo
y he ido a tu encuentro,
dentro de un siglo.
Apuesto -dice él- que vas a maldecir
a todos mis amigos en sus oscuras tumbas.
¡Todos la celebraban! Pero un vestido rosa
nadie le ofreció.
¿Quién era el generoso? Yo no: soy egoísta.
No oculto mi interés si no me matas.
A todos les pedía cartas,
para por las noches besarlas.
¿Decirlo? ¡Lo diré! El no-ser es un tópico.
Y ahora, para mí, eres ardiente huésped.
Les negarás la gracia a todas las amantes
para amar a la que hoy es sólo huesos.
Traducción de Carlos Álvarez
Es sencilla mi ropa
Es sencilla mi ropa,
pobre mi hogar.
¡Soy una isleña
de islas remotas!
¡Nadie me hace falta!
si entras -pierdo el sueño.
Por calentarle la cena a un Extraño
quemaría mi casa.
Si me miras -ya nos conocemos,
si entras -¡quédate a vivir!
Es sencillo nuestro fuero,
está escrito en la sangre.
En la palma de la mano tendremos
la luna, si nos place.
Si te vas -es como si no existieras,
y como si tampoco yo existiera.
Miro la marca del cuchillo:
¿sanará antes
de que venga otro extraño
a pedirme agua?
Libertad salvaje
Me gustan los juegos en que todos
son arrogantes y malignos,
en que son tigres y águilas
los enemigos.
Libertad salvaje
Que cante una voz altiva:
“¡Aquí, muerte, allí -presidio!”
¡Luche la noche conmigo,
la noche misma!
Volando voy -tras de mí van las fieras;
y con el lazo en las manos yo me río…
¡Ojalá la tormenta
me haga añicos!
¡Que sean héroes los enemigos!
¡Acabe en guerra el convite!
Que sólo quedemos dos:
¡El mundo y yo!
Traducción de Severo Sarduy
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